"La Casa Azul del Occidente" ante el Ave Cantábrico

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Publicado por Xurde P. Lejarza el 22 de junio de 2009
El 23 de junio de 2009
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En los últimos tiempos arrecian en los medios de comunicación declaraciones y artículos defendiendo la Alta Velocidad Ferroviaria del Cantábrico, por parte de políticos, empresarios de la construcción y hasta de sesudos investigadores.

La nota común es el entusiasmo por este proyecto que consideran la panacea, pero también el desprecio absoluto por el principio democrático de la participación ciudadana y la ignorancia por las razones en contra de este modelo de transporte de altísimo coste social, económico y ambiental. Ante esta avalancha, el Gobierno de coalición de Asturias parece amedrentado y responde con un tímido "se estudiará si el impacto es mínimo".

En estas circunstancias, como habitantes del Occidente asturiano que defendemos el medio rural desde la perspectiva de su conservación y la posibilidad de poder vivir en el campo y del campo, queremos plantear las cuestiones que intencionadamente se están dejando de lado.

En primer lugar, consideramos que un proyecto de tal envergadura, antes de ser aceptado como algo incuestionable, debe estar precedido, en una democracia que se dice y cree madura, de un debate público. No es aceptable que se pretenda eludir por parte de quienes defienden la AV del Cantábrico sin contrastar pros y contras. Deben ponerse en práctica mecanismos que permitan la toma de posición informada de la sociedad, especialmente de la población que se va a ver directamente afectada como es la de las alas de la pechuga asturiana.

Esto de la participación ciudadana que en la política española suena a intromisión, es una exigencia de la Unión Europea, y quienes animan a votar en las próximas elecciones deberían ir asumiéndolo en cuestiones como ésta de la Alta Velocidad del Cantábrico.

Sin responder a los argumentos en contra, no hay legitimidad democrática para sustentar ni la Alta Velocidad ni nada. Y la respuesta no puede ser la habitual de "ya están los ecologistas, los radicales enemigos del progreso, etc, etc", procedimiento demagógico que evita dar razones a base de desprestigiar a quienes sí las exponemos, y que con tanta frecuencia emplean los defensores del ladrillo, el hormigón y la especulación.

En segundo lugar, queremos expresar algunos de los aspectos de este proyecto a los que los entusiastas defensores del mismo deben responder argumentadamente (si es que tienen argumentos).

Para empezar, estamos de acuerdo en la necesidad de medios de comunicación para permitir la movilidad. Y sabemos de la importancia de esto porque EN EL OCCIDENTE DE ASTURIAS NO EXISTE NINGÚN MEDIO DE TRANSPORTE PÚBLICO ÁGIL Y QUE PERMITA PRESCINDIR DEL AUTOMÓVIL PARTICULAR.

Así que lo único que podemos concluir es o que ignoran la situación real en el Oriente y el Occidente (mal asunto en políticos y empresarios que dicen defender Asturias) o lo saben pero no les importamos los habitantes del Oriente y el Occidente (lo que es todavía peor), puesto que la Alta Velocidad une ciudades y aísla a las zonas rurales que atraviesa, al no darles comunicación y afectarlas negativamente en muchos sentidos.

La Alta Velocidad no es por ser tecnológicamente compleja un modelo de movilidad incuestionable. No es el único modelo, y tiene muchos inconvenientes. El territorio rural (que como decimos no va a poder utilizarlo) va a verse nuevamente fragmentado, como por la autopista. Muchas de las principales explotaciones ganaderas de Asturias están en la rasa costera occidental, y no resulta creíble que un trazado sometido a tantas restricciones de curvas y pendientes vaya a llevarse a cabo por montañas si hay una zona llana cerca.

Aquí entramos los habitantes de las zonas atravesadas por todos los trenes de Alta Velocidad. Y nos negamos a ser tratados como prescindibles para beneficiar al "Hombre blanco de la ciudad". Hay otras formas de viajar en tren, según tenemos entendido, no porque las conozcamos aquí. Trazados y velocidades compatibles con la regeneración de la población en el campo asturiano, con la producción agropecuaria, el turismo que no destroza lo que pretende conocer, que dejará territorios sin destrozar a generaciones futuras y que económicamente es viable, pero que nadie en la clase política y empresarial de Asturias (no sabemos si son una o son dos) parece querer ver ni por asomo.

Querer encabezar la clasificación mundial de kilómetros de Alta Velocidad no es un orgullo, es un dolor, desde criterios de sostenibilidad, eficacia energética, movilidad de la población y gasto social.

Mientras en los discursos y en las prácticas en muchos lugares se busca cada vez más reducir los impactos, mejorar la eficiencia y conservar el medio natural y social, pues aquí no. Que no se diga que no somos grandes: si hay que hacer algo, pues lo más grande que "haiga". Aunque cueste un ojo de la cara y otro del Cantábrico. Aunque consuma territorio rural y no dé servicio a la población de ese territorio.

Queremos decir a los políticos y empresarios asturianos que no se puede hacer todo lo que a uno se le ocurre. Como a los niños, que tienen que aprender que hay límites, aunque comer seis helados te apetezca mucho. Y en este caso el helado que se quieren comer es nuestra tierra. La construcción es carísima, y su mantenimiento también.

¿Cuánto nos costaría a cada habitante de este país la AV Cantábrica? ¿Cómo lo pagaríamos? Por supuesto con dinero público, dejando ingentes beneficios a unas pocas personas, entre comisionistas, accionistas, negociantes de terrenos....

Repetimos: este planeta, esta tierra, no lo aguanta todo. Hay que cambiar el rumbo, la orientación de nuestro modelo de desarrollo, de movilidad. Y si alguien tiene aún la tentación de decir que somos enemigos del progreso, que piense si entre bañarse en palangana o en yacuzzi hay otras posibilidades, y cuando piense al menos en tres que siga leyendo.

Si en las grandes urbes, como el centro de Asturias, hay billete único, cercanías, buses cada pocos minutos... queremos saber qué impide que las áreas rurales podamos tener medios públicos de transporte regulares, continuados, es decir eficientes. Cuando se acaba de suprimir uno de los pocos servicios ferroviarios entre el Occidente y el Centro de Asturias, empieza a resultar insultante tanta preocupación por irse a París de algunas personas, mientras desde Navia o Tapia de Casariego no hay forma de ir a Vegadeo o a Oviedo.

En definitiva, desde el medio rural asturiano, tenemos derecho a tener un modelo de ferrocarril que nos permita desplazarnos sin destruir el territorio. Tenemos derecho y necesidad de no perder más territorio, que es una riqueza y el lugar en el que vivimos miles de personas, muchas trabajando en la tierra. Territorio que además atrae a muchas personas. Tenemos la obligación de dejar a las generaciones futuras algo de territorio sin destruir. Pedimos que se respete la negativa a ser atravesados por la Alta Velocidad y preferir ir a una velocidad que permita disfrutar de la costa mejor conservada del Estado Español. Y pararnos donde nos plazca con comodidad. Es falso que el debate sea transporte o territorio. Lo que no es cierto es que la alternativa de transporte sea la Alta Velocidad.

Sólo tenemos una tierra, no somos los únicos que vamos a vivir en ella, y hay que buscar la eficiencia desde la racionalidad y la legitimidad democrática que es la que beneficia a todos, independientemente de dónde vivan.

NO AL AVE DEL CANTÁBRICO.


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23 de junio de 2009 a las 20 41

El presente comunicado, enviado por la Asociación "La casa azul del Occidente", con sede en Valdepares, es publicado en Que Femos con el fin de dar voz a una importante masa de población que en el Occidente se opone al paso del AVE por nuestro territorio.

Aunque el tema tratado no es habitual en una web cultural, de ocio y deportiva, que es el espíritu que mueve esta web, decidimos publicar el comunicado ante la ausencia actual, que no definitiva, pues se está trabajando en su regreso, de la web NaviaDigital, en la cual encajaría mejor este tipo de información u opinión.

Con este comentario pretendemos aclarar que no se trata de la opinión estricta de los miembros de Que Femos, pues nuestra labor no se centra tanto en la opinión o el debate como en la información y la promoción de eventos en el Occidente. Con el regreso de NaviaDigital este tipo de artículos de opinión serán bienvenidos y publicados en dicho diario digital, asumiendo Que Femos su papel de diario cultural, deportivo y de ocio.

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