Entrevista a Gustavo Álvarez Rico

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Publicado por Xurde P. Lejarza el 15 de marzo de 2011
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Gustavo Álvarez Rico, licenciado en Historia del Arte, es, además, pintor, músico y escritor, no necesariamente en este orden. Desde el día 18 al 30 de marzo presenta en El Liceo de Navia su primera "y tal vez última", como señala, exposición de cuadros y pinturas, además de algunas composiciones de música ambiental. Amablemente nos responde esta entrevista sobre sus inquietudes creativas. Esta será la primera actividad organizada por MOA, asociación de Músicos del Occidente Asturiano.

"Prefiero ver mis obras como una especie de exorcismo del espíritu".

Que Femos: Hola Gustavo, bienvenido a Que Femos. Antes de comenzar, nos gustaría que te presentases y nos comentases algo sobre ti.

Gustavo: Siendo mis padres oriundos del valle del Navia, por avatares laborales nací en Avilés, allá por principios de los setenta. Me pasé la infancia entre Galicia y Asturias, estudiando la primaria aquí y allá, desde el Dario Freán de Jarrio al San Xoan de Filgueiras, en Ferrol, pasando algún que otro curso en otros colegios de Foz, Puentes de García Rodríguez o Puentedeume, así que se puede decir que fui un niño trotamundos. Pero El Espín era mi refugio de infancia, sobre todo entonces, con lo del baby boom y la mayor presencia de la naturaleza. Recuerdo que de niño me gustaba mucho dibujar animales y guardo algunas cosas de aquellos años.

Que Femos: ¿Podrías presentarnos tu exposición, que se podrá ver desde el 18 al 30 de marzo en El Liceo de Navia?

Gustavo: La exposición que se celebra en el Liceo, gracias a la amabilidad de la gente del Ayuntamiento (y en especial a Yolanda, la responsable de Animanavia), para mí supone romper una especie de tabú. Cuando era un guaje era muy extrovertido, todavía lo fui durante el bachiller y la primera juventud, pero al tiempo, desde muy temprano he guardado un mundo personal que sólo mostraba a l@s amig@s, no tengo muy claro si se trataba de inseguridad, de desdén o de cierto malditismo propio de la pubertad, pero han sido l@s amig@s y mucha otra gente que han visto mi obra los que me han animado a exponer, así que en eso estoy.

Que Femos: Comenzaste a pintar al óleo cuando estabas en el instituto... ¿Puedes comentarnos cómo eran esas primeras obrras? ¿Mencionarías alguna en concreto? ¿Seguiste algún tipo de formación para pintar? Poco después abandonaste los pinceles durante unos años, ¿cuál fue el motivo?

Gustavo: Cierto es que cambié los lápices y las ceras de colores por el pincel en mis años de instituto. Cursé todo el bachiller en Navia, en el Instituto Manuel Suárez, por un lado aquellos años supusieron el fin de mi etapa como trotamundos, por otro supuso llegar de una ciudad mediana, mitad astillero, mitad cuartel, como Ferrol a una villa con un, ¿cómo llamarlo?, un “microcosmos” que me resultaba muy sorprendente, a veces confuso. Fue entonces cuando empecé a pintar con temple sobre papel, pero aquellos experimentos no me llenaban del todo. Fue mi madre quien me conectó con un compañero suyo de colegio, Anastasio González, quien se había ganado la vida como pintor de caballete en Barcelona alrededor de una década, hasta que regresó a San Pelayo. Él ha sido el único profesor que tuve entonces, me enseñó mucho. Las obras de entonces se pueden agrupar en dos bloques: los paisajes y figuras que fueron pintados bajo la supervisión de Anastasio y las primeras cosas que fui pintando yo por mi cuenta, experimentos con mucho entusiasmo y escasa técnica, pero la dictadura de las hormonas que sufres en la adolescencia tiene esas miserias. Si han de mencionarse obras, mejor espero a mis primeros años de universidad, entonces disponía en casa de un espacio para pintar, recuerdo algunos cuadros (pocos) con una estética surrealista pero de temática muy introspectiva y simbolista, hay algunos autorretratos, cuando se es joven se tiene un ego tan gigantesco que piensas que te vas a comer el mundo.

Pero los estudios se cobraron su tributo de tiempo y podría decirse que no encontraba mi sitio del todo, pues aún debía pintar “paisajes-siglo-XIX” para recibir atención. El desánimo llegó a la pintura y el entusiasmo lo volqué en los estudios, eso fue todo. Aún así hay una constante, pinte o no pinte, siempre me ha vuelto loco dibujar. Podrás ver dibujos míos en todos mis papelotes, desde libros de texto del instituto a papeles volanderos y apuntes universitarios; cuando el aburrimiento me consumía en clase me ponía a dibujar.

Que Femos: Confiesas que una de tus influencias más notables es el pintor Javi Soto (a quién has dedicado un impresionante retrato titulado "Soto Voce"). ¿En qué medida consideras que él te ha influido?

Gustavo: Javi Soto más que una influencia es un segundo maestro, además del demiurgo que logró resucitar mi entusiasmo por la pintura. Durante unos años compartimos local en Piñera. Allí nos pilló a los pocos meses de instalarnos con Soulworm, la banda de rock en la que canto y me dejan tocar las teclas. Viendo toda la mala leche, ironía, sensibilidad y calculada provocación que hay en sus cuadros me animé a volver a pintar, vampirizando algunas de sus técnicas y entrando en un juego de intercambio de ideas a través de unas conversaciones la mar de estimulantes. Le debo mucho como pintor a Javi Soto, los cuadros que le he regalado no son más que un reconocimiento artístico, pero la mayor ganancia es el amigo, no el maestro de pintura.

Que Femos: En tu obra abundan los autoretratos ("Sucedáneo de Nirvana", "Autorretrato con dos manos izquierdas" o "Así me quedo cada vez que me contáis estas cosas") o cuadros en los que te cuelas, como "Retrato del ahorcado" o "Musa de otoño". ¿Cómo surge la decisión de incluirte en tus obras? ¿Crees que el autoretrato es una figura más plástica que otras, dado que el artista carece de más barreras que el propio sentido del ridículo?

Gustavo: Lo de los autorretratos es una deformación occidental en estado puro, en Occidente se valora lo individual por encima de otros muchos valores y yo me contagié de parte de esa ideología, pero con los años mis autorretratos los veo más como una necesidad de comunicación, que de exhibición. Si bien, desde que retomé la afición a pintar, prefiero ver mis obras (sean cuadros, canciones, relatos o poesías) como una especie de exorcismo del espíritu. Creo mucho en el poder terapéutico del arte, como creía mi admirado Vincent Van Gogh.

Respecto a la plasticidad mayor o menor del retrato respecto a otros géneros no se qué decir, lo que sí puedo afirmar es que en mis primeros autorretratos me reprimía más, pero ese error lo cometía pintando un caballo o un paisaje. Ahora no tengo una meditación consciente de qué voy a pintar, qué género, con qué recursos plásticos y qué colores, se trata de un impulso que surge de la mente no racional, algunos lo llamarán inspiración, otros locura… Que sean aquell@s que miran los cuadros los que juzguen, no se puede tener control sobre todas las cosas. Con el cuadro acabado poco más se puede hacer.

Que Femos: Uno de los sujetos más predominantes en tu óleo son las figuras femeninas, ya como retratos ("Musa de otoño"), como parte del paisaje ("Que el gusano del alma vuele sobre tu cuerpo tumbado al sol"), en serrallos ("Musa y lusa"), o de forma indirecta ("Así me quedo cada vez que me contáis estas cosas"). ¿Suscribirías las palabras de Lester Bangs (encarnado en Philip Seymour Hoffman) en "Casi Famosos" cuando dice que "Las mujeres siempre son un problema para los tíos como nosotros, la mayoría del arte importante de este mundo trata sobre este problema. (...) el arte de verdad trata sobre la culpabilidad y el anhelo, y el amor disfrazado de sexo, y el sexo disfrazado de amor...".

Gustavo: Dedicar bastantes cuadros a la figura femenina es un ejemplo claro de lo que comentaba antes de la obra de arte como exorcismo para liberar la mente de demonios. Me he pasado buena parte de mi juventud deseando encontrar el amor en una mujer, pero cuando creía encontrarlo en alguien enseguida me dedicaba a elaborar estrategias para quitarme las cadenas. Tengo una amiga, Gloria, que comentó una vez: “Lo que pasa es que Gus está enamorado del amor más que de alguna mujer en concreto”. No se si es una miseria edípica o una especie de automortificación, en todo caso la figura femenina me parece un motivo hermoso para ser pintado.

Que Femos: Cuadros como "Galería de las ex-" o el impresionante "Bañistas" son exploraciones del cuerpo femenino. ¿Qué es lo que más te motivo a la hora de elaborar estos cuadros? ¿Para cuando una odalisca por Gustavo Álvarez Rico?

Gustavo: “Galería de las ex-“ lo pinté hace un par de años; casi se trata un ritual psicomágico (empleo el término con permiso de Alejandro Jodorowski), con esta obra me libré de todos los fantasmas psicoanalíticos que me perseguían, al tiempo que enterré definitivamente toda la miseria que pudiese vivir en mis relaciones y logré redimirme de todo el mal que pudiese causar a las cuatro mujeres que componen el cuadro. Pero pinté a esas mujeres sin ojos, así que puede que haya otra lectura. Por el contrario bañistas es un cuadro de los primeros noventa, cuando me fui a Oviedo para estudiar, allí logre aplacar el ansia sexual que me había corroído durante mis años de instituto, fue así como pinté una exaltación de la mujer, una galería de mis ideales estéticos de entonces, aunque debo confesar que hay una figura en ese cuadro que también aparece en “Galería…”; todos tenemos un amor que marca nuestra vida, supongo. En todo caso, no se cuando llegará la odalisca, aunque puede que ya la haya pintado, pues tengo un cuadro dedicado a Soulworm en el que aparece una bella señorita sonriente. Habrá más, eso seguro.

Que Femos: Una de las series que creo van a despertar más interés en tu exposición es la de Dictapop, que creo que viene un poco de tu anterior cuadro, "Doomsday". Dictapop es una serie de cuadros en que abordas las figuras de varios dictadores como Iósif Stalin, Mao Zedong, Francisco Franco, Fidel Castro, Pol Pot, Benito Mussolini o Kim Il Sung, desde un trazo naif y pop, pero a la vez cargado de inteligencia y mala leche... ¿Cómo esperas que reaccione el público a esta propuesta? ¿Temes ser malinterpretado?

Gustavo: Dictapop es otra de las deudas artísticas que tengo con Javier Soto. Él me regaló un cuadro que pintó en el seno de un cuarteto de artistas que formó al poco de terminar Bellas Artes. En ese cuadro aparece el célebre dibujo de Cola-Cao, con las señoras africanas pelando el cacao y llevando un gran cesto en la cabeza, ese cálido recuerdo de infancia se remata al fondo con un Hitler que mira entre desafiante y psicótico. El efecto revolucionó mi cabeza, allí nació Dictapop, no sólo la serie de cuadros sino también la música que he compuesto para la exposición. La reacción de la gente no me preocupa demasiado mientras exista, lo peor que le puede pasar a un artista es pasar desapercibido, en el sentido de no lograr comunicar nada. No se si seré malinterpretado, en todo caso mi intención no es la de ofender (aunque no sé que hay de ofensivo en retratar tiranos con un toque irónico), invito al público a que vea y sienta, eso es todo.

Que Femos: Además, la serie Dictapop será multidisciplinar, dado que tu exposición irá acompañada de varias composiciones sonoras que podrán escucharse a la vez que se observan los cuadros. Cuéntame un poco cómo son esos temas que has compuesto, de dónde surgió la inspiración y cómo suenan.

Gustavo: Lo de hacer música para la serie de cuadros es otro experimento, esta vez sonoro, de no ser que lo considero una ligereza creativa, podría pensarse que he hecho un disco conceptual de formas electrónicas, pero mi intención es despertar sensaciones en el espectador que vea los cuadros. Ha sido un intento de demostrar que pinto como compongo y compongo como pinto.

Que Femos: Otra de tus técnicas es salvar cuadros mediocres mediante ataques divertidos, como es el caso de "Vacaciones con Dexter" o "Si revienta Arbón nos queda Silver Surfer" ¿Nunca das por malo un lienzo?

Gustavo: Uno y otro cuadro son un intento de salvar cuadros académicos, anodinos, mediocres. Pero de ahí a creer que nunca doy un cuadro por perdido es mucho afirmar. Pirómano, batería en Soulworm, tiene un cuadro que le pinté sobre lo que comenzó siendo un soso pueblón anodino que nunca terminé de pintar, fue uno de esos cuadros que dejé congelado en mi primera etapa como pintor, luchando por abandonar lo anodino, normal, realista, soso, académico y kisch, pero sin atreverme a hacerlo. Casi diez años después comprobé una de las ventajas de pintar al óleo: si lo dejas secar bien, se puede pintar encima. La prueba de que he perdido cuadros es que algunos no sólo los he borrado, en una ocasión hasta destruí una tela que no tenía nada que se pareciese a una pintura pasable, a continuación me pase casi una década sin pintar.

Que Femos: Me ha llamado la atención el cuadro "Si revienta Arbón nos queda Silver Surfer", dado que es una obsesión que vengo notando en algunos músicos del occidente. ¿Crees que es algo atávico a las gentes del lugar?

Gustavo: Lo de pintar a Estela Plateada (prefiero Silver Surfer, la verdad) sobre un paisaje abocetado de Navia no deja de ser un divertimento. Navia es algo así como un amor fatal y una adicción lisérgica, al cincuenta por cierto: sabes que uno y otra te están matando, pero no puedes dejarlo. Yo amo y odio a Navia, a la vez, pero lo peor sería que me dejase indiferente, supongo.

Que Femos: Me gustaría que me hablases de algunos de tus cuadros que más me gustan, tal es el caso de "Yisa Yisa cum Ganesha", "3 parcas", "Rusa del abanico", o "Cosmopolillas" (en este último percibo cierta influencia de las portadas de los grupos de rock progresivo, ¿puede ser?

Gustavo: “Yisa, Yisa…” es un cuadro surgido del anhelo y también es un sortilegio para librarme de tal anhelo, me quedé muy satisfecho con el resultado y, de paso, me libré de la obsesión. “3 parcas” es una alegoría pasada por mi tamiz (deformidades que deja estudiar Historia del Arte, supongo). Y la “Rusa…” era el retrato inacabado de una compañera de facultad. El cuadro estuvo parado años, cuando regresé a la pintura decidí ser un buen alumno de Soto (Javier, otra vez) y le coloqué un abanico a base de añadir plumas de pájaro con barniz.

Con respecto a “Cosmopolillas” creo que es un experimento estético, el título lo tomé prestado de una canción de Pedro Menchaca, guitarrista de Senogul, una de las mejores bandas de rock progresivo de España (y, sin exagerar, del continente). En ese cuadro combiné diferentes tipos de pinturas con brillantinas, me sigue pareciendo un cuadrito (por pequeño) muy alegre y decorativo, todo ese color y brillos se los debo a la persona que puso la batería en la canción de Pedro para su disco en solitario “Arco iris de lluvia ácida” (lo recomiendo, sinceramente, Pedro es tan grande que lo ha colgado en la red para todo aquel que quiera escucharlo).

Que Femos: La música de tu banda Soulworm y tus cuadros va muy unida... Has dedicado varios lienzos a conceptos ligados a Soulworm. ¿Podrías explicar el significado del Gusano del Alma, y su relación tanto con tu banda como con tus cuadros?

Gustavo: No veo mucha diferencia entre el proceso de componer un cuadro o una canción, sólo varía el soporte, el lenguaje, pero los procesos que se desatan en mi cabeza creo que son los mismos, unos tienen color, los otros determinados sonidos. El Gusano del Alma pintado es una alegoría que debe mucho a las criaturas que surgieron en la cabeza de H. P. Lovecraft, un escritor al que admiro muchísimo. Lo complicado de tal alegoría es encontrarle un significado. Cuando escogimos el nombre de la banda, Soulworm nos pareció un nombre evocador, misterioso, con yin y yan, la luz del alma y las profundidades donde se crían los gusanos. Por lo que a mí respecta, Soulworm es una sensación interior, un “no-se-qué-qué-se-yo” que trato de perseguir, bien sea con colores o con sonidos.

Que Femos: Y ya que hablamos de Soulworm, ¿qué puedes comentar de la banda tanto a los que no la conocen como a sus seguidores? Después de una serie de conciertos muy buenos, estáis preparando vuestro segundo disco, ¿verdad?

Gustavo: El segundo disco creo que va a suponer la gran tarea de Soulworm en este año, pero eso no quita que le estemos cogiendo un gusto muy especial al directo (pero dosificando, que luego la gente dice que estamos muy vistos y oídos). Si hay oportunidad el disco ha de ver la luz cuando se acerque el final del calendario Maya. Creo que estamos inmersos en una evolución musical que no sé muy bien a dónde nos lleva, pero estoy disfrutando mucho con este maná, hay muchas canciones escritas (en distintos estadios de construcción) y queremos grabar buena parte de ellas pero con trabajo y paciencia, sin prisas. Además, los directos nos permiten ver como funcionan los nuevos temas ante la gente, en vivo, sin trampa ni cartón. Lo cierto es que nuestro primer trabajo se hizo deprisa, además éramos unos novatos, de no ser por Marco Asfixia el “1” sería un naufragio musical campanudo. Es un trabajo que puede mejorarse en cuanto a arreglos o interpretación pero que llevó su tiempo en composición y ensayos; además suena a un nivel increíble si lo comparamos con los trabajos que surgen en el panorama rockero asturiano. No quiero sonar presuntuoso o soberbio, pero estoy orgulloso del trabajo que hicimos en el primer disco y agradezco mucho a Marco toda la dedicación y desvelos de la grabación, los arreglos, las brillantes sugerencias e ideas frescas, y, especialmente, con la remezcla y masterización… Ojalá pueda volver a grabar con él, Marco es algo así como un samurái: duro, disciplinado, estricto, pero consigue sacar lo mejor de uno. En el reconozco a otro maestro.

Que Femos: Además de músico y pintor, también escribes. ¿Esperas publicar algún día? ¿Tienes ya algún manuscrito terminado?

Gustavo: Escribo desde los años del colegio. Cuando estudiaba en Ferrol me presentaba a los concursos de poesía y, además, fui redactar en el periódico del colegio. El Manuel Suárez era un erial cultural respecto a las actividades extraescolares, pero dado el nivel de interés que despertaban en mi algunas clases me dedicaba por entonces a escribir pomas de amor y relatos eróticos (con los años me dediqué a hacer eso en pintura). Llegó la universidad y no perdí la afición, es más, llevo escribiendo un diario con “errática-regularidad” desde 1991, llevo escritos unos treinta volúmenes más o menos (y no faroleo) Publicar es algo que no me he planteado del todo todavía. Tengo en un cajón una antología de mis poemas y relatos de los años de instituto y de universidad disfrazados con una falsa biografía de una especie de alter ego. Puede que cuando colguemos la web de Soulworm deje caer algún que otro relato, ya se verá.

Que Femos: Muchas gracias por tu atención al contestar esta entrevista... Si quieres, puedes añadir cualquier cosa.

Gustavo: Sólo añadir que os agradezco la entrevista, ojalá la gente de la zona se anime a venir hasta la exposición en el Liceo de Navia para ver los cuadros, para escuchar la música que los acompaña, a ver qué sensaciones les despierta, al menos es lo que espero. Gracias a Qué Femos.



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